En el año 2000, Piaggio presentó el X9, un GT que acreditaba el criterio de la multinacional italiana en la fabricación de scooter. En él se puso el acento en la suavidad general, la comodidad, el sencillo manejo, unas prestaciones cuanto menos suficientes, un comportamiento solvente de la parte ciclo, y en un completo equipamiento. La eficacia del modelo empezó a labrar su actualmente acreditada fama como GT. La versión Evolution, aparecida en 2004, se caracterizó por los cambios que figuran en su recuadro; consolidó el éxito del modelo.
Hubo algunos defectos de la anterior versión que en la Evolution no se corrigieron (hueco bajo el asiento de una capacidad mejorable, cierta falta de precisión del tren delantero muy al límite del scooter), pero no son de una entidad suficiente como para empañar la eficacia general del vehículo. La experiencia ha revelado pequeños defectos como la necesidad de un relativamente frecuente reapriete de la tornillería para no perder parte de ella y mantener la sujeción de los plásticos, y la dificultad de la supervisión del estado de las pastillas (muy escondidas) del disco trasero. Además, hay que reemplazar cada 32.000 km una pieza del carburador. Estas pequeñas pegas, en buena parte fácilmente subsanables por el propio usuario, hacen que el X9 tenga un precio de reventa relativamente bajo, lo que implica una mejor relación calidad-precio. El X9 interesa particularmente a quien no le importe hacer un fácil aunque periódico mantenimiento ni requiera una capacidad de carga extraordinaria, valore la finura de funcionamiento y asuma unas prestaciones más que suficientes aunque no a la última.